La estrategia que da origen al reporte de sostenibilidad e impulsa resultados reales

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Los reportes de sostenibilidad se han consolidado como una herramienta esencial para las empresas que buscan comunicar su compromiso ambiental, social y de gobernanza (ESG). Sin embargo, hay un elemento clave que con frecuencia se pasa por alto: la estrategia desde la que nace el reporte de sostenibilidad.

Un buen informe no empieza cuando se recopilan los datos o se eligen los indicadores; empieza mucho antes, en la reflexión estratégica sobre qué sostenibilidad busca la organización, para qué, y con qué nivel de ambición.

Planear la sostenibilidad no es solo cumplir con regulaciones: es proyectar el futuro de la empresa, anticipar riesgos, entender oportunidades y alinear las expectativas del negocio con la transformación que exige el mundo actual.

La sostenibilidad no empieza en el reporte, empieza en la estrategia

Muchas organizaciones comienzan su camino hacia la sostenibilidad a través del cumplimiento normativo o la necesidad de responder a sus grupos de interés. Pero este enfoque reactivo tiene límites.

Un enfoque verdaderamente estratégico busca construir valor a largo plazo, y para ello es necesario integrar la sostenibilidad al modelo de negocio desde el principio.

Algunos desafíos comunes cuando no existe una estrategia sólida son:

  • Reportes que no reflejan la realidad del negocio ni su impacto.
  • Falta de conexión entre las iniciativas ambientales, sociales y económicas.
  • Descoordinación entre áreas o proyectos dispersos sin un hilo conductor.
  • Dificultad para comunicar resultados tangibles o justificar inversiones.

La solución está en diseñar un marco estratégico previo, que permita que el reporte no sea solo un documento de cierre, sino la consecuencia natural de una gestión coherente, medible y alineada con los objetivos de la empresa.

El valor de la planificación previa: de las expectativas a la acción

Una estrategia de sostenibilidad bien construida permite calibrar las expectativas. Las organizaciones suelen preguntarse:

  • ¿Hasta dónde podemos comprometernos sin comprometer nuestra rentabilidad?
  • ¿Cuánto es “suficiente” en sostenibilidad?
  • ¿Cómo sabemos si estamos avanzando al ritmo correcto?

Responder estas preguntas requiere una mirada integral que combine visión, datos y priorización.

En esta etapa previa al reporte, se define el nivel de ambición ESG que la empresa puede y quiere asumir, equilibrando los objetivos financieros con los de sostenibilidad.

Claves para construir una estrategia de sostenibilidad sólida

Diseñar una estrategia sostenible implica conectar lo que la empresa es hoy con lo que debe ser mañana. En Anthesis, este proceso parte de un enfoque práctico y medible, estructurado en cinco pasos esenciales:

Diagnóstico integral: entender el punto de partida

Antes de establecer metas, hay que entender la realidad actual.
Esto incluye analizar los impactos ambientales, sociales y de gobernanza que la organización genera a lo largo de su cadena de valor.

Algunas herramientas y metodologías clave son:

  • Evaluación de huella de carbono: comprender emisiones directas e indirectas (alcances 1, 2 y 3).
  • Análisis de impacto en la naturaleza: biodiversidad, uso de suelo, agua, y relación con ecosistemas.
  • Evaluaciones sociales y de gobernanza: estructura de liderazgo, derechos humanos, diversidad, ética corporativa.
  • Diagnóstico de madurez ESG: identificar el nivel actual de integración de la sostenibilidad en la estrategia de negocio.

Este punto de partida permite definir prioridades realistas y enfocar los recursos donde generen mayor impacto.

Materialidad y doble materialidad: priorizar lo que realmente importa

La materialidad es el puente entre las expectativas de los stakeholders y la estrategia de la empresa.
Determinar qué temas son materiales —es decir, relevantes por su impacto financiero o social— ayuda a enfocar los esfuerzos.

Con el avance de las nuevas regulaciones, como la CSRD (Corporate Sustainability Reporting Directive) en Europa, ha surgido el concepto de doble materialidad, que combina dos dimensiones:

  • Materialidad financiera: cómo los temas ESG afectan el valor y la estabilidad de la empresa.
  • Materialidad de impacto: cómo la empresa afecta al entorno y a la sociedad.

Un análisis de doble materialidad permite:

  • Priorizar los temas críticos para el negocio y sus grupos de interés.
  • Anticipar riesgos y oportunidades.
  • Alinear la gestión con estándares internacionales (GRI, SASB, ISSB).
  • Facilitar la futura elaboración del reporte de sostenibilidad.

En esta etapa, Anthesis acompaña a las empresas con herramientas digitales y consultoría especializada que permiten integrar grandes volúmenes de información en procesos de decisión simples, claros y estratégicos.


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Definir la ambición y los objetivos

Toda estrategia necesita un horizonte. En sostenibilidad, ese horizonte debe ser medible, alcanzable y con propósito.

Al definir la ambición ESG, las empresas pueden situarse en diferentes niveles:

  • Cumplimiento: centrarse en cumplir con normativas y expectativas básicas.
  • Diferenciación: buscar ventajas competitivas a partir de su desempeño sostenible.
  • Liderazgo: convertirse en referentes, integrando la sostenibilidad en la esencia del negocio.

Ejemplo de objetivos estratégicos bien definidos:

  • Alcanzar la neutralidad en carbono para 2030.
  • Reducir el consumo de agua en un 25% en tres años.
  • Aumentar la participación de energías renovables en sus operaciones al 50%.
  • Incorporar criterios ESG en el 100% de los procesos de compra.

Definir metas claras permite establecer un camino, medir el progreso y comunicar los logros con credibilidad.

Diseñar el plan de acción: de la estrategia al impacto

Una vez definida la ambición, llega el momento de operativizar la estrategia.
El plan de acción convierte las intenciones en proyectos concretos, con responsables, indicadores y recursos definidos.

Un buen plan de acción ESG debe incluir:

  • Objetivos específicos por dimensión (ambiental, social, gobernanza).
  • Proyectos o iniciativas concretas.
  • Indicadores clave de desempeño (KPIs).
  • Responsables y cronogramas.
  • Sistemas de monitoreo y evaluación.

Anthesis apoya esta fase mediante su ecosistema digital —en particular con Mero, su plataforma de gestión ESG— que permite integrar datos, automatizar la trazabilidad y visualizar avances en tiempo real.

El plan de acción se convierte así en la base de un reporte de sostenibilidad robusto, que no solo comunica resultados, sino que los respalda con evidencia verificable.


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Evaluar, ajustar y comunicar

La sostenibilidad es dinámica: cambian las regulaciones, las expectativas y las condiciones del mercado. Por eso, una estrategia efectiva requiere revisiones periódicas.

Buenas prácticas para esta fase:

  • Evaluar resultados frente a metas anuales y plurianuales.
  • Actualizar la matriz de materialidad cada 2-3 años.
  • Incluir nuevas métricas o indicadores alineados con tendencias (por ejemplo, naturaleza, circularidad o resiliencia climática).
  • Comunicar los avances de forma transparente, con énfasis en los aprendizajes y próximos pasos.

Esta capacidad de adaptación permite que el reporte no sea el final del ciclo, sino una herramienta de mejora continua.

La madurez estratégica: la diferencia entre reportar y transformar

El reto no está en producir más reportes, sino en generar estrategias más sólidas.
Las empresas que avanzan en sostenibilidad no lo hacen solo por obligación, sino porque entienden que un modelo de negocio resiliente depende de anticipar el futuro.

Tres señales de madurez estratégica son:

  1. La sostenibilidad está integrada en el modelo de negocio, no en un área aislada.
  2. Las decisiones estratégicas se sustentan en datos ESG y análisis prospectivos.
  3. El reporte deja de ser un fin y se convierte en una herramienta de gestión.

Cuando esto ocurre, los informes de sostenibilidad dejan de ser ejercicios retrospectivos y se transforman en instrumentos de liderazgo, comunicación y confianza.

Cómo Anthesis impulsa este proceso

Anthesis acompaña a las organizaciones en este camino desde una visión integral, conectando estrategia, datos y tecnología para generar resultados reales.

Nuestras capacidades abarcan:

  • Consultoría estratégica ESG.
  • Análisis de materialidad y doble materialidad.
  • Estudios de carbono, naturaleza y riesgos climáticos.
  • Implementación de herramientas digitales como Mero, que facilitan la recopilación, análisis y reporte de información ESG.

Gracias a esta combinación de expertise técnico y visión global, ayudamos a las empresas a construir estrategias que anticipan la regulación, fortalecen su reputación y crean valor para todas las partes interesadas.

Prepararse antes de reportar es una ventaja competitiva

En un entorno donde las regulaciones avanzan rápidamente y los stakeholders son cada vez más exigentes, la preparación previa al reporte de sostenibilidad es una inversión estratégica.

Las empresas que se toman el tiempo de planificar, priorizar y definir su ambición no solo comunican mejor sus resultados: actúan con mayor claridad y coherencia.

Al final, la diferencia entre un reporte más y una estrategia transformadora está en la capacidad de las organizaciones para construir desde la intención, actuar desde la evidencia y comunicar desde el impacto.

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