La educación ambiental para el desarrollo sostenible, profesional y profesionalizada 

portada educacio profesionalitzada

«La educación es un elemento primordial de marco mundial integrado de los Objetivos de desarrollo sostenible. La educación ocupa un lugar central en nuestros esfuerzos por adaptarnos al cambio y transformar el mundo en el que vivimos».

Qian Tang. Subdirector General de Educación de la UNESCO.

En plena década decisiva para el cumplimiento de la Agenda 2030, las personas que habitamos el planeta en este preciso momento tenemos un papel crucial: debemos adquirir los conocimientos, desarrollar las competencias y cambiar algunos de nuestros hábitos para afrontar los grandes retos que tenemos delante.   

La UNESCO señaló de entre los 17 Objetivos para el Desarrollo Sostenible, la Educación no solamente como un fin por sí mismo, sino también como un elemento nuclear y facilitador de todos ellos. La Educación para el Desarrollo Sostenible (EDS) mejora la comprensión de todas las personas sobre qué son los ODS y cómo están vinculados con las vidas individuales y colectivas; plantea cuestiones sobre las interrelaciones y tensiones entre los diferentes ODS y moviliza y capacita para la acción hacia el logro de los ODS.  

Del mismo modo, la Unión Europea nos define las competencias (GreenComp) que las personas deberíamos adquirir, en cualquier momento de nuestra vida y en todos los contextos posibles de aprendizaje y formación, para habitar en un mundo más sostenible.   

Las GreenComp nos impelen a pensar de forma sistemática, a desarrollar el sentido crítico y actuar en consecuencia. Para ello, abogan al desarrollo de 4 competencias básicas: abrazando los valores de la sostenibilidad y reconociéndonos como parte de la naturaleza; asumiendo la complejidad y contextualizando las tensiones intrínsecas entre las dimensiones sociales y ambientales del desarrollo sostenible; trazando y proyectando futuros sostenibles explorando nuevas ideas y desarrollando nuevos modelos; y actuando individual y colectivamente, en el plano privado y políticamente.  

En Anthesis venimos desarrollando proyectos de Educación para el Desarrollo Sostenible desde 1981. En nuestro modo de ver la consultoría para la sostenibilidad, las personas están situadas en el centro en todos y cada uno de los procesos y las soluciones que las impelen. Durante décadas hemos desarrollado métodos para sensibilizar, practicado en la forma como las personas adquieren y desarrollan competencias, y reflexionado sobre cuáles son los detonantes necesarios para un cambio de hábitos.   

Desde la experiencia profesional, queremos aportar algún elemento de análisis en relación con algunas ideas bastante extendidas. 

¿La educación para el desarrollo sostenible es cosa de niños?  

Categóricamente, no. El informe Fraure Learning to be propone ya en 1972 que los Estados miembros adopten la educación permanente (lifelong learning) como concepto rector de las políticas educativas y que la sitúen más allá del contexto escolar y las instituciones educativas, en el corazón mismo de las “sociedades del aprendizaje”.  

La EDS es un instrumento para la transformación de la realidad a través de la capacitación y del empoderamiento de las personas que la llevarán a cabo. Por ello, se dirige no solamente a la comunidad educativa, sino que interpela a toda la ciudadanía en cualquiera de los roles que podamos ejercer en nuestra vida pública y privada, tanto individualmente como de forma colectiva.   

La EDS abarca todas y cada una de las etapas educativas y profesionalizadoras, pero también todos los ámbitos profesionales del mundo de la empresa y la administración pública. Asimismo, desarrolla estrategias para dirigirse a la ciudadanía adulta, buscando los espacios de socialización, de aprendizaje informal y de toma de decisiones colectivas. Al fin y al cabo, la década decisiva nos interpela a actuar a todo el mundo, a cualquier edad y en todos nuestros ámbitos de actuación.  

La brecha entre el conocimiento y la acción

Durante décadas, la educación ambiental dio por cierta la afirmación que todo conocimiento conducía inexorablemente a la conservación. Aún podemos encontrar numerosos artículos y propuestas basadas en esta premisa, mientras que la realidad nos muestra a todas horas ejemplos que no siempre es cierta.  

Debemos recordar aquí el propósito de la Educación para el Desarrollo Sostenible: empoderar las personas para la toma de decisiones informadas con vistas a la integridad ambiental, la viabilidad económica y la justicia social para generaciones presentes y futuras. Ello implica cierto nivel de alteración para cambiar.  

La brecha entre conocimiento y acción no es entonces consustancial a la Educación para el desarrollo sostenible, aunque, para asegurar que no se produzca, la EDS debería adoptar las prácticas del cambio de comportamiento (behaviour change) basadas en principios de psicología humana y social para favorecer el cambio conductual.  

Sin embargo, no ha sido necesariamente así, ya que existe una brecha entre lo que sabemos (la información que nos llega e incluso lo que pensamos y sentimos respecto al medio ambiente y su problemática) y lo que hacemos (cambio de actitudes y comportamiento, pasos claros proambientales y acción transformadora real). En este sentido, la EDS debe adoptar las prácticas del cambio de comportamiento (behaviour change) basadas en principios de psicología humana y social para favorecer el cambio conductual. 

¿Todo el mundo puede hacer Educación para el desarrollo sostenible?  

Todas las personas somos sujeto y acción de la educación, educamos y somos educadas. Pero no podemos confundir cualquier iniciativa educativa, de entretenimiento o de ocio educativo con la EDS basada en el conocimiento riguroso, con su propia disciplina y métodos. 

Como tampoco lo es una campaña de sensibilización per se, que deberá basarse y nutrirse de las claves y los valores propios de la disciplina para conseguir los objetivos de la EDS y distinguirse de un producto llamativo y vistoso pero meramente marquetiniano.   

La EDS se nutre de distintos ámbitos de conocimiento como la psicología ambiental, la psicología social y los principios del márquetin social. Genera metodologías propias con las que conocer, reflexionar y actuar en escenarios complejos y cambiantes, donde la colaboración y la acción son parte incluso del propio proceso de aprendizaje. Ejemplos de ello son los proyectos colaborativos en el mundo real como el Aprendizaje por servicio; prácticas y ejercicios de construcción de visiones como los escenarios de futuro y prospectiva; análisis de sistemas complejos a través de proyectos de investigación y modelización, juegos de sistemas, etc.: donde siempre el pensamiento crítico y reflexivo retroalimenta el propio aprendizaje.  

En resumen, la educación por la que apostamos es aquella basada en los principios y métodos de la Educación para el desarrollo sostenible y diseñada por equipos mixtos de profesionales de las soluciones de educación, consultoría y comunicación. Nuestro compromiso a lo largo de más de 40 años es el de ofrecer las mejores propuestas adaptadas a todas las realidades con contenidos rigurosos, metodologías contrastadas y materiales didácticos pioneros, apropiados y atractivos.   

 

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