Estrategias empresariales para una gestión sostenible del agua

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El agua es un bien escaso y lo será aún más en el futuro. El marco actual de cambio climático prevé que en la zona mediterránea las sequías sean más recurrentes, y en estos últimos años la previsión se está cumpliendo con notable descenso de las precipitaciones en Cataluña y un estado de sequía alarmante.

En este contexto climático, es necesario aumentar la conciencia sobre la importancia estratégica de este recurso en todos los sectores económicos y sociales. Es necesario tener mejores herramientas de medida y conocimiento del ciclo del agua y es necesario realizar una modernización de los procesos y las infraestructuras que participan de este ciclo para hacer un uso más eficiente.

El objetivo debe ser avanzar hacia una gestión más eficiente y sostenible del agua en todas las actividades económicas para hacer frente al futuro incierto con la mayor seguridad hídrica posible tanto para las compañías como para la sociedad en general.

¿Cómo preparar a las organizaciones para la escasez de agua? 

¿Pero qué podemos hacer para garantizar que nuestra empresa esté preparada para el futuro donde el escenario de sequía será recurrente?

  1. Conocer nuestro impacto y la dependencia del negocio (incluida la cadena de valor)
  2. Tener datos e indicadores del ciclo del agua en mi negocio
  3. Evaluar riesgos y oportunidades en el nuevo escenario
  4. Investigar soluciones en mi sector económico
  5. Realizar una auditoría de ahorro de agua 
  6. Establecer una política, objetivos y un plan de trabajo

Conocer nuestro impacto y la dependencia del negocio (incluida la cadena de valor)

Ya está aquí una nueva realidad en la que las empresas deben empezar a informar sobre su relación con la naturaleza, incluido el uso y la contaminación del agua: la nueva directiva de divulgación CSRD, hay nuevas exigencias de los productos de inversión responsable de los bancos (SFDR), la clasificación en la taxonomía para conseguir inversiones sostenibles o las exigencias de los ratings de inversión, entre otros.

La naturaleza, entendida como todo lo físico que existe, y que abarca la geología, los seres vivos y los procesos que se relacionan con ella, incluye, por supuesto, el agua que facilita la vida y sustenta la sociedad y la economía. Será de vital importancia que las organizaciones conozcan cómo el negocio se relaciona con este recurso, en qué momentos de la cadena de valor es más relevante, las ubicaciones en las que su escasez y calidad son más sensibles, y en definitiva, hasta qué punto el negocio depende económicamente del agua.

Si conocemos la dependencia, esta magnitud se puede incorporar a la toma de decisiones y, desde el punto de vista corporativo ayuda a reportar de forma más eficiente los riesgos ambientales, a generar cambios en la estrategia corporativa para anticiparnos a la carencia de los recursos clave, y, importantísimo, en asegurar un futuro con permanencia de recursos naturales y caminar hacia el Nature Positive.

Tener datos e indicadores del ciclo del agua en mi negocio 

El objetivo es conocer en qué medida el negocio está relacionado con el agua para poder preguntarse: 

  • ¿Qué ocurre si el recurso disminuye en el futuro? ¿Cómo me afecta?
  • ¿Qué riesgos comporta para mi organización?

Para tener datos y conseguir métricas e indicadores disponemos de herramientas y recursos para cuantificar la situación en la que nos encontramos. Dos de las más conocidas son la huella hídrica y la huella de agua. Estas métricas nos ayudan a identificar las áreas específicas dentro de la cadena de valor en la que se producen los impactos más significativos, conocidos como “hotspots” o puntos críticos.

La huella hídrica es una medida de la utilización del agua dulce utilizada para producir bienes y servicios de una empresa, y se mide en agua consumida, evaporada o contaminada (azul, verde o gris). Se cuantifica en m3 y por la metodología de la Water Footprint Network. Es un valor que viene determinado por distintos factores, entre los que podemos encontrar el consumo o el clima, entre otros. Por tanto, puede ser una muy buena herramienta para una gestión regional del agua.

La Huella de Agua según la norma ISO 14046 se basa en la metodología de ACV (Análisis de Ciclo de Vida, ISO 14040/44). Se refiere a los efectos sobre la disponibilidad/escasez del agua, complementando con otros indicadores sobre el impacto generado por la actividad sobre el recurso como son la acidificación, eutrofización, etc. Por tanto, es útil para las empresas que quieren conocer el impacto de su actividad sobre el agua. Aquí cada categoría de impacto tiene su unidad, no todas son m3. Por tanto, se trata de una métrica que complementaría la Huella Hídrica, la cual es más ampliamente conocida por las empresas y organizaciones hoy en día.

Calcular la huella de agua también tiene ventajas: la recogida de datos necesarios para realizar la evaluación es comparable a los datos que se requieren para realizar un ACV de producto, y por tanto es una buena métrica complementaria a la huella de carbono de los productos, que finalmente tiene un impacto directo en los resultados del alcance 3 de huella corporativa. Así, una combinación de indicadores de carbono e indicadores de agua nos puede aportar una visión más completa del impacto de nuestros productos y servicios.

Elegir una u otra metodología dependerá de diferentes aspectos como: cantidad y tipos de datos de los que dispone una empresa, qué quiere comunicar, qué quiere llegar a mejorar, etc. De esta forma, podemos obtener información cuantitativa y cualitativa sobre la presión de nuestra actividad sobre los recursos hídricos, la distribución geográfica y temporal de su uso, la relación de nuestro uso respecto a los vecinos y usuarios de la cuenca donde actuamos o si hacemos un uso lo más sostenible posible. Esto nos permitirá evaluar los riesgos y oportunidades para nuestra actividad y planificar las medidas a tomar.

En cualquier caso, la parte más interesante viene una vez se ha calculado la huella de agua o hídrica porque, una vez sabemos de qué situación partimos podemos definir acciones (saber dónde actuar y priorizar) para mejorar nuestro impacto y también nuestra resiliencia. Y estas posibles medidas de mejora se pueden evaluar antes de implantar para saber si implicarían una mejora importante o más bien minoritaria. De esta forma una empresa es consciente de donde vale la pena invertir esfuerzos.

Evaluar riesgos y oportunidades en el nuevo escenario 

La seguridad hídrica es la capacidad de proteger el acceso sostenible al agua para el sostenimiento de los medios de vida, bienestar y desarrollo socioeconómico. Para una empresa o actividad económica, esta seguridad es clave para una proyección futura y, por tanto, es necesario evaluar los riesgos hídricos en relación a nuestro impacto y dependencia del recurso, es necesario tener información para evaluar si una inversión es segura y habrá agua en el futuro.

Estos riesgos asociados a la disponibilidad del agua o la degradación de los ecosistemas que regulan el ciclo del agua, pueden producir un impacto directo en la rentabilidad. Y para estar preparados y garantizar la resiliencia de la compañia ante la incertidumbre de abastecimiento, es necesario evaluar los riesgos que ello conlleva, y cambiar radicalmente la forma de valorar el agua.

La competencia por el agua, la contaminación, la legislación y el cambio climático plantean para las empresas riesgos tanto físicos como transicionales:  

  • Riesgos operativos: interrupción de las operaciones por escasez hídrica (o inundaciones)
  • Riesgos reguladores: cambios hacia una legislación más estricta, multas y sanciones por incidentes de contaminación del agua.
  • Riesgos en materia de prestigio: daño a la imagen de la marca y pérdida de participación de mercado
  • Riesgos financieros: mayores costes de capital y menores opciones de financiación
  1. Identificar, medir y ponderar los riesgos. Es necesario entender impactos e interdependencias para tener en cuenta los verdaderos costes y el valor para nuestra actividad en diversos escenarios de futuro.
  2. Integrar los riesgos hídricos en la gestión de riesgos corporativos.
    Fijar políticas y objetivos para una buena gestión del agua.
  3. Gestionar los riesgos teniendo en cuenta las partes interesadas de la cuenca y establecer alianzas y colaboración y el entorno natural y los ecosistemas en los que actuamos.
  4. Implementar una estrategia de gestión responsable del agua de acuerdo a los inversores.
  5. Divulgar los riesgos y sus impactos financieros con mecanismos reconocidos como TNFD.

Pero el escenario también puede aportar oportunidades. Invertir en una gestión sostenible del agua ofrece la oportunidad de poner en práctica una economía circular, donde las empresas pueden ofrecer productos y soluciones que inviten a reutilizar el agua, y recuperar recursos a partir de agua ya utilizada.  

Algunos ejemplos són:

  • Reducción de costes
  • Venta de nuevos productos y servicios
  • Mayor resiliencia
  • Mayor prestigio y mejor reputación
  • Mayor competitividad

Investigar soluciones en mi sector económico 

Dentro del marco de la gestión sostenible del agua, la investigación de soluciones específicas para el sector económico en el que opera una empresa es fundamental para asegurar la pertinencia y eficacia de las iniciativas implementadas. Y la cooperación interempresarial dentro de cada sector será clave para afrontar los retos técnicos que se derivan y las vías de financiación.

A continuación, se destacan algunas estrategias específicas que las empresas podrían considerar en su investigación:

  1. Sector Agrícola: 
    •  Explorar sistemas de irrigación inteligentes que utilicen sensores para monitorizar las necesidades del agua de forma precisa y optimizar los recursos hídricos.
    • Investigar y mejorar tecnologías de recogida de agua de lluvia o soluciones basadas en la naturaleza para recargar acuíferos, reduciendo así la dependencia de otras fuentes de agua.
  2. Sector Industrial:
    • Analizar y adaptar tecnologías de ciclo cerrado que permitan la reutilización del agua en procesos industriales, reduciendo así la demanda de recursos hídricos.
    • Investigar y mejorar sistemas de tratamiento de aguas residuales avanzados y/o lagunaje para asegurar que las aguas liberadas cumplan con los estándares ambientales.
  3. Sector Alimentario:
    • Implementar tecnologías basadas en la naturaleza con un enfoque en la recuperación y reutilización de agua.
    • Investigar y aplicar nuevos métodos de optimización en la limpieza de equipos para reducir el consumo de agua sin comprometer la higiene.
  4. Sector Energético:
    • Mejorar las tecnologías basadas en la naturaleza para la refrigeración que minimicen el consumo de agua, refrigeración evaporativa, torres de refrigeración o condensadores evaporativos.
    • Investigar y mejorar la tecnología de desalinación alimentada por energías renovables para satisfacer las necesidades hídricas del sector, minimizando y reutilizando el rechazo.

Realizar una auditoría de ahorro de agua

Las organizaciones y empresas, una vez valorados los riesgos, deben trabajar en la búsqueda de acciones para el ahorro y eficiencia hídrica en sus instalaciones e incluso en su cadena de valor.

La auditoría de ahorro de agua es una herramienta personalizada por cada organización, con un análisis de las fuentes de abastecimiento, tratamientos internos, costes y calidades asociadas del agua, consumos y usos internos de las aguas, la generación de aguas residuales, recirculaciones, recuperaciones, tratamiento de efluentes (depuración y tratamientos terciarios) y vertido final al medio.

El objetivo es encontrar alternativas concretas y viables técnica y económicamente para el ahorro de agua: mejora en los abastecimientos, uso de tecnologías más eficientes para el ahorro, recirculación o recuperación y minimización de los vertidos al medio. Estas alternativas de mejora que salgan de la auditoría de ahorro de agua formarán parte del plan de acción. La auditora de ahorro de agua también será muy útil para una empresa si desea presentar un plan de ahorro de la sequía en Cataluña.

Establecer una política, objetivos y un plan de trabajo para optimizar el ciclo del agua 

Las empresas se ven impulsadas a trabajar para desarrollar una estrategia que permita maximizar los esfuerzos de racionalización, reutilización y eficiencia en el uso del agua. Estos planes tendrán que incluir objetivos cuantificables que lleven a cambios operacionales que permitirán el cambio de cultura a toda la empresa (se pueden utilizar herramientas como las auditorías energéticas explicadas o el marco SBT for nature)

Como hemos comentado, alcanzar el éxito requerirá utilizar métricas y metodologías innovadoras y/o tecnológicas. Aunque a corto plazo suponga realizar inversiones de cierta importancia, invertir en rediseñar los ciclos del agua de la actividad, en repensar los impactos y las dependencias en la cadena de valor o en procesos más eficientes en el uso del agua, acabará repercutiendo en ahorros importantes a largo plazo.


Así pues, y teniendo en cuenta los escenarios a futuro que nos plantea el cambio climático, con situaciones de sequía recurrentes, las empresas deben prepararse para reducir los riesgos que ello conlleva. El camino está marcado, las herramientas están disponibles, ahora es necesario que nos pongamos a trabajar para conseguir una mayor seguridad hídrica y ser más resilientes!

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