Ley de Restauración de la Naturaleza: proteger no es suficiente, es necesario restaurar

Cada euro invertido en medidas de restauración generará entre 8 y 38 de retorno con impacto en la resiliencia económica europea.

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En febrero, el Parlamento Europeo aprobó la Ley de Restauración de la Naturaleza, un reglamento que aborda mejorar las estrategias europeas en materia de biodiversidad con objetivos vinculantes, plazos fijados, medidas concretas y un plan de seguimiento.

A pesar de las dificultades que se están encontrando, si la Comisión Europea acaba adoptando el reglamento, será el turno de los respectivos Estados miembros. Se ha abierto el plazo de dos años para presentar la primera propuesta de plan nacional de recuperación a la Comisión y un año más para tener el plan definitivo. Pasada la primera fase, nos situaremos en 2027 con solo tres años para alcanzar los primeros objetivos de la ley para 2030: restaurar el 20% de los hábitats terrestres y marinos de la UE.

Enmendando deficiencias anteriores

Hoy existen mundialmente 1 millón de especies en peligro de extinción. Con esta situación, Naciones Unidas proclamó en 2021-2030 como la Década por la Restauración de los Ecosistemas, y el nuevo Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal establece unas metas globales orientadas a la acción de medidas urgentes por la década hasta 2030.

Tras reconocer que proteger la naturaleza era esencial, pero no suficiente, el 9 de junio de 2021, el Parlamento Europeo celebraba un nuevo compromiso de elaborar una propuesta legislativa con objetivos de recuperación y restauración de la biodiversidad vinculantes.

En la Estrategia de la UE sobre la Biodiversidad de aquí a 2030 había que mostrar más ambición a través de un “Plan de Recuperación de la Naturaleza de la UE” y medidas de recuperación de la biodiversidad que fueran más allá de las zonas actualmente protegidas. Al fin y al cabo, no podemos olvidar que solo el 23% de las especies y el 16% de los hábitats contemplados por la Unión Europea se encuentran en un estado favorable. Es decir, tenemos un 80% de los ecosistemas degradados.

La ley de Restauración de la Naturaleza aprobada este febrero enmienda las deficiencias de la estrategia anterior y amplía las medidas de restauración y protección a zonas que van más allá de los conocidos hábitats contemplados en la Red Natura 2000. Además, el reglamento contempla y complementa la Directiva de Aves, la Directiva Marco sobre la Estrategia Marina y la Directiva Marco sobre el Agua, que hasta la fecha han ido careciendo de objetivos específicos y medidas concretas, así como de unos plazos y plan de seguimiento fijados.

Puntos claves de la Ley de Restauración de la Naturaleza

La ley de Restauración de la Naturaleza es ambiciosa y tiene como objetivo restaurar el total de los hábitats actualmente degradados para 2050. Los objetivos específicos afinan las metas y determinan plazos de restauración intermedios del 30% para 2030, el 60% para 2040 y el 90 % por 2050 por una serie de hábitats contemplados en los anexos del reglamento. Lo relevante es que estas medidas y objetivos son de carácter vinculante, aunque también cabe decir que en el reglamento no se menciona en ningún momento sanciones por su incumplimiento.

O bien la Unión Europea demostrará mecanismos de regulación y control propios, o bien esto podría suponer un motivo para volver a desplazar la naturaleza y biodiversidad fuera de las agendas políticas.

Si el reglamento es interesante porque establece unas normas y un marco para la redacción por los Planes Nacionales de Recuperación, será aún más interesante ver el contenido específico de los planes.

A partir de aquí, los Estados miembros tendrán que:

  • Determinar, cuantificar y georeferenciar la superficie de los hábitats en los que se debe trabajar. Esto incluye un estudio del estado actual de los hábitats especificados, determinar sinergias existentes con los objetivos de adaptación y mitigación del cambio climático y establecer prioridades.
  • Determinar los niveles satisfactorios a alcanzar por los distintos indicadores contemplados en el reglamento, como las poblaciones de polinizadores, las mariposas de pasto, el carbono orgánico en suelos agrícolas y en bosques, etc.
  • Y por último, determinar ciertas metodologías para realizar una monitorización coherente a lo largo de los años y por los diferentes territorios.

Uno de los puntos importantes del reglamento es que el plan de seguimiento de las tendencias y la notificación de los progresos a la Comisión deberá realizarse anualmente o cada 3 años, según el tipo de indicador o índice. En este punto, el reglamento percibe las tecnologías de teledetección y observación, como los servicios de Copernicus, así como el posible uso que ofrece la inteligencia artificial, como una oportunidad para agilizar los procesos de monitorización y reducir los costes.

Beneficios y Costes de la Ley

Uno de los puntos más relevantes a tratar del impacto de la ley de Restauración de la Naturaleza es la parte económica que acompaña a su aplicación. La iniciativa se enmarca en el Pacto Verde Europeo, la Estrategia de crecimiento sostenible de la UE, y en el marco de la Estrategia de la biodiversidad 2030. Es decir, las administraciones europeas cargarán con una parte importante de los costes de aplicación, aun cuando la nueva ley se presenta como una oportunidad para las empresas privadas que quieran invertir en la naturaleza.

En conjunto, por cada euro que se invierta los beneficios derivados de la restauración de los hábitats figuran entre 8 y 38 €. Ahora bien, ni los beneficios ni los costes se reparten por igual y algunas partes interesadas pueden verse más afectadas que otras.

Aunque los planes nacionales se ven obligados a contemplar este hecho, la aprobación de la nueva ley ha causado debate y algunas opiniones o grupos políticos han afirmado desastrosas consecuencias para el sector primario, los agricultores, ganaderos, pescadores…

Desde nuestro punto de vista esta ley es la oportunidad que necesitamos para promover la transición. Con más de la mitad del PIB dependiente de la naturaleza, hoy en día tenemos, por ejemplo, un sistema alimenticio y productivo que remunera las cosechas sin tener en cuenta los servicios ecosistémicos. Los planes nacionales tendrán que encontrar la mejor manera de integrar los intereses del sector primario con los intereses de la naturaleza.

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